A lo largo de nuestras vidas y particularmente en el sistema médico actual de la cultura occidental, hablamos del estrés como una de los factores más dañinos con respecto a la salud tanto para el individuo como para la sociedad.

Estamos acostumbrados a tratar únicamente los síntomas que se derivan y pocas veces la raíz de éstos.
Me pregunto entonces, si el estrés es la raíz de muchos de nuestros problemas de salud, ¿por qué no nos dicen cómo eliminarlo? La respuesta es sencilla y compleja a la vez, tal y como somos todos los seres humanos.

La respuesta más sencilla es: porque no es posible eliminar el estrés. Éste es una reacción adaptativa la cual uno de sus principales objetivos es hacer entender al cuerpo y mente que debemos reaccionar ante algo.

Todos los días nuestros cuerpos y mentes viven estrés en distinta intensidad y forma; esto pasa aun sin darnos cuenta o sin que lo catalogamos como tal. Un ejemplo es al hacer ejercicio. Al ejercitarnos, estresamos al cuerpo generando inclusive cortisol, esa famosa “hormona del estrés” la cual una de muchas funciones es brindarnos la energía necesaria para luchar/pelear por nuestra vida.

Cotidianamente no solemos interpretar nuestro entrenamiento o clase favorita como algo estresante, por el contrario, buscamos liberar el estrés practicando algún deporte. Lo que debemos saber es que el problema no es el estrés en sí, sino las implicaciones que éste tiene cuando se mantiene en un periodo de tiempo continuo y prolongado. En otras palabras, cuando no sabemos cómo manejarlo.

Cuando hacemos ejercicio, el nivel de cortisol generado es el
suficiente para solamente enseñar a nuestro cuerpo a lidiar con él; así cuando nos estresamos en otro contexto, nuestro cuerpo y mente lo interpreta como algo familiar no tan amenazante, si no manejable. Así reducimos el impacto negativo y disminuimos la ansiedad.

Si de lo contrario, el cerebro sigue continuamente percibiendo distintas
situaciones como amenazantes, nos toparemos con los aspectos negativos de los que generalmente hablamos cuando hablamos de estrés. Cuanto activamos ciertas funciones para “la huida”, disminuimos funciones no tan vitales para la supervivencia inmediata provocando a largo plazo, pérdida del tejido muscular, mayores depósitos de grasa abdominal, disminución del libido, problemas de fertilidad, disminución de la capacidad de concentración a detalle y debilitación del sistema inmune aumentando nuestras posibilidades de enfermar.

Así es que estabas en lo correcto, el ejercicio (moderado y constante) será
siempre un gran aliado para tu salud física y mental. Claro, a esto se deben
integrar otras herramientas adicionales de manejo de estrés, de las que ya
podremos hablar más a detalle en otra ocasión. Mientras tanto, no olvides asistir a tus entrenamientos y clases favoritas!

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